Al oeste del casco urbano de Pino del Oro se encuentra una de las explotaciones auríferas de época romana más singulares del noroeste peninsular.
Lo más característico de esta zona minera son las llamadas cazoletas, morteros hechos sobre el granito utilizados para machacar el mineral extraído. Estas cazoletas, agrupadas en conjuntos que pueden llegar a superar el centenar, se encuentran en toda la zona minera. Se han contabilizado más de un millar de estas estructuras, y se han encontrado conjuntos más pequeños en el municipio de Villardiegua de la Ribera y la localidad de Castro de Alcañices. La existencia de oro en la zona se conocía desde la Edad del Hierro, cuando se explotaban los placeres fluviales por medio del bateo, como se demostró en la excavación de La Ciguadueña. Tras la conquista romana se bateó sistemáticamente en los arroyos de Pino del Oro hasta conseguir dar con los filones (esta labor ha sido reproducida por un equipo de arqueólogos del CSIC confirmando la validez del sistema).Las minas de Pino del Oro, de pequeño porte, son trincheras o cortas que explotan los filones de cuarzo a los que se asocian las mineralizaciones. Se trata de una minería sobre yacimientos primarios de tipo selectiva, casi de rapiña, por lo que a diferencia de otras minas romanas no crean grandes frentes de explotación, al mismo tiempo que la pequeña escala de las explotaciones hace innecesaria la construcción de infraestructuras hidráulicas. Existen más de una treintena de trincheras y cortas en las que se explotó sistemáticamente todos los filones en las proximidades de los arroyos de Fuentelarraya, Carrozal y Valdelameda. El mineral extraído era machacado, tostado, lavado y molido, como describe el naturalista romano Plinio el Viejo. El molido era realizado en los cientos de cazoletas existentes en toda la zona minera y que son su elemento más singular. En otras minas del noroeste esta labor era realizada en grandes bloques móviles, mientras que la particularidad de las cazoletas mineras de Pino del Oro es que se realizan sobre los propios canchales de granito, convirtiéndose en estructuras fijas. Al mismo tiempo la concentración de las mismas y su disposición, desde conjuntos ordenados a otros dispersos, crean un paisaje peculiar.Los trabajos mineros fueron realizados por la población que habitaba en El Picón a través de jornadas, u operae, con las que pagaban parte de los impuestos al Estado romano. La propiedad y gestión de la zona minera eran de Roma por lo que la planificación y organización de la zona minera recayó en miembros de la administración o en el ejército romano. La ZoMiPO es actualmente visitable a través de un sendero con paneles interpretativos que permiten conocer las estructuras y conjuntos más importantes.Más información
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